La figura del gran orador griego
El arte, la filosofía, la política y la economía son ámbitos en los que los griegos dejaron su huella en la antigüedad. Con un hierro al rojo vivo.
Esta asombrosa capacidad de adaptación también permitió a la antigua sociedad griega producir grandes oradores como :
- Demóstenes,
- Cicerón
- o Pericles.
Están entre los que, en medio de la plétora de oradores griegos, supieron distinguirse por su presencia y la calidad de sus palabras, de las que sus vidas son un vibrante testimonio.
Demóstenes, orador griego y… tartamudo

Busto del famoso estadista ateniense, en el Museo Británico de Londres.
Demóstenes vivió desde el año 384 a.C. hasta su muerte. El período comprendido entre el año 2000 a.C. y el 322 a.C.
Nació en Atenas y murió en Calauria.
Su destino como orador tomó forma cuando se convirtió sucesivamente en alumno de Platón, Calístrato e Isaías. Todos ellos tienen una cualidad innegable en común: su capacidad de oratoria, y esto no dejó de inspirar al joven estudiante.
Lo que hizo famoso a Demóstenes como gran orador fue el hecho de que originalmente era tartamudo.
Las burlas del público durante sus discursos le obligaron a ensayar con guijarros en la boca. Una vez que fortaleció su voz y mejoró su dicción, se convirtió, como su maestro Isaeus, en un orador ático especializado en elocuencia política.
Cicerón, antiguo orador y estadista

Escultura de Cicerón guardada en el Palacio de Justicia de Bruselas, obra del escultor Antoine Bouré.
Este gran hombre nació el 3 de enero de 106 a.C. en Arpino y murió el 7 de enero de 43 a.C. en Gaeta a la edad de 63 años.
Es un hablante de griego con un historial atípico, ya que su primer contacto con el mundo fue cuando se alistó en el ejército a los 17 años.
Una vez que abrazó el estudio del derecho, Cicerón se convirtió en alumno de muchos oradores políticos como Filón de Larisa, el filósofo estoico Diodoto y Fedro. Por ello, trabajó su estilo oratorio basándose en sus enseñanzas. Sin embargo, fue con Molón de Rodas, un destacado retórico, con quien Cicerón perfeccionó su dicción.
Su carrera como orador tomó forma cuando fue admitido en el Senado y comenzó una carrera política. En este contexto, se ilustró brillantemente como salvador de la patria al resolver uno de los escándalos políticos más increíbles de la historia política de la antigua Grecia. A partir de entonces, su fuerza oratoria le permitió seguir una serie de años gloriosos.
Pericles, extraordinario orador griego

Busto de Pericles, en el Museo Vaticano.
Pericles nació hacia el 495 a.C. en Atenas y murió en el 429 a.C. en la misma ciudad.
Fue su habilidad como estadista lo que llevó a Pericles a su destino como orador destacado.
Pulió sus habilidades oratorias frecuentando a grandes filósofos como Anaxágoras y Zenón de Elea. Desde muy pronto, el hombre desarrolló un carisma retórico único que mantuvo a través de su relación personal con artistas como Hipodamo y Fidias.
Sin embargo, fue la política la que le reveló al mundo por completo.
Su entrada en la política, en el año 472 a.C., estuvo marcada por la recitación de una liturgia única sobre los Persas de Esquilo, tragedia griega que él contribuyó a hacer aún más famosa.
Su talento oratorio y su carrera política estaban íntimamente ligados. Estas numerosas intervenciones en el partido y en las instituciones del Estado condujeron a profundas reformas políticas y civiles en Atenas.